El número cuatro es interior, necesita su espacio, las paredes de su casa, la estabilidad, en definitiva un cuadro de seguridad en cuyo interior trabaja y se estructura. Se rige siempre por las normas y las reglas. Simbolizado por el cuadrado, representa la inteligencia, el espíritu, el alma y el cuerpo del hombre, los marcos de nuestra vida (hábitat, trabajo, cuerpo, raíces). El cuadrado es a lo material (hemisferio terrestre) lo que el círculo a lo espiritual (hemisferio divino). Todo lo que une al suelo. Tesón, voluntad y esfuerzo.
Su grafísmo se presenta como un conjunto de segmentos rectilíneos y rígidos; lleva su cruz en sus piernas, imagen que expresa los esfuerzos necesarios para transmutar los obstáculos de la tierra y las pruebas concretas en el camino para avanzar hacia la luz.
En el Tarot: EL EMPERADOR
El número ocho es exterior. Se realiza y combate al exterior, sobre el terreno. No duda en salir de los límites que le fueron impuestos al inicio. Le gustan los signos exteriores de riqueza. De igual forma que el octavo día significa el inicio de una nueva semana así simboliza el comienzo de algo nuevo a un nivel más espiritual. Es considerado el lazo de unión, mediador con una esfera o con un mundo más alto, grande y mejor.
Cómo se puede ver en su grafismo, las energías circulan en él como dentro de un reloj de arena, con el riesgo de bloquearse en el centro, que representa el plexo solar, el lugar de las emociones. Inclinado representa el símbolo del infinito. Es una rueda que gira alternativamente en los dos sentidos y con un descanso... hasta el infinito. La curva superior representa el mundo de la mente y del espíritu y la curva inferior, la estructura de base y el nivel material.
En el Tarot: LA JUSTICIA