Thunumerology observatorio - Símbolos Astrología y Alquimia

Alquimia y Astrología, la vía de la transformación

  • abril 24, 2018

 

Alquimia es un nombre que proviene de las raíces árabes Al, Dios y Chimia, química, es decir, la química de Dios. Es la ciencia de las transmutaciones, un proceso complejo de aprendizaje que puede entenderse en pasos o etapas que llevan a un despertar gradual de la conciencia y a la evolución espiritual: La Iniciación Hermética.

En la Astrología, los Planetas Transpersonales, los últimos tres,  representan la llave de la trascendencia, donde el alma adquiere los tres niveles más altos de conciencia que encierra nuestro sistema solar: Urano, el Hierofante revelador de los Misterios Mayores representa el mundo de la Astrología, Neptuno es el esoterismo y permite la comprensión espiritual y percepción de los mundos invisibles, mientras que a Plutón se le asocia con el mundo de la magia-teurgia, siendo el planeta que otorga los poderes para actuar en los mundos sutiles. La Alquimia, la magia ritual, la magia sexual, son manifestaciones en nuestro mundo de su energía que sin la debida comprensión fácilmente se podrían desviar hacia la magia negra.

Con los tránsitos de Urano, Neptuno y Plutón el hombre se transforma, por dentro y por fuera. Si no está conciente del proceso alquímico no favorece el cambio sino que se resiste a él, haciendo así  más difícil la vivencia y perdiendo la oportunidad de evolucionar, de llegar a encontrar su verdadera esencia.

Se dice que la Alquimia nació de la mano de la Diosa Isis, que robó el secreto de la alquimia a un ángel supremo, con la condición de que sólo se lo podría revelar a su amigo el más querido y a su hijo Horus. Isis y Osiris simbolizan la integración de los opuestos, el Sol y la Luna o la Coniunctio Alquímica y Horus, el Hijo Divino, el Lapis Philosoforum.

Existían y existen dos clases o niveles de alquimistas, unos, llamados despectivamente los “sopladores de botellas”, que sin ningún tipo de filosofía ni espiritualidad guiados por la codicia tenían como fin último obtener oro. Los segundos, los alquimistas Herméticos quienes se centraban en el proceso de la transmutación o cambio interno cuya finalidad era la obtención de la Piedra Filosofal. Esto incluía la noción de que el hombre no se viera influenciado por los tránsitos de Saturno, es decir, esperaban lograr un nivel de evolución tal, que pudiera romper las leyes de la influencia de los astros, la erradicación de la rueda interminable de encarnaciones. Mientras los primeros – los más conocidos- se centraban en el oro, los segundos en el despertar espiritual.

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La Alquimia es un trabajo sobre nuestro cambio interno. A medida que el hombre va adquiriendo más conciencia de los tránsitos que va a vivir, deja de reaccionar automáticamente frente a las circunstancias y comienza a asumirlas con conciencia. Es aquí donde entra en juego la noción de determinismo versus libre albedrío. No podemos cambiar las situaciones externas, pero sí la manera en que las percibimos y el sentido que le atribuimos como una oportunidad de crecimiento.

El alquimista en su búsqueda utilizaba como herramienta principal un horno, el Athanor, de forma esférica, la cual permitía transformar a la materia. Así mismo nuestro Athanor es el cuerpo físico donde se va a quemar y purificar la “Prima Materia”- Karma- para ser transformada a lo largo de las diferentes etapas.

El gran enigma y primer desafío que confrontaba el alquimista en su búsqueda era poder reconocer la Prima Materia, diversos autores antiguos en sus tratados, en un lenguaje simbólico y cifrado, la ubicaban en las grutas, bajo tierra, en la escoria, dentro de sí mismo, en la sangre, el plomo, etc. Otros tratados describen que la Prima Materia se encontraba a simple vista pero sólo los que tuviesen el código podrían reconocerla. Además su aspecto generalmente causaba repulsión. Los dos grandes símbolos dados eran los del Dragón y el Plomo.

Astrológicamente el plomo es el elemento de Saturno, por lo tanto este planeta en la carta natal es el primer significador de la Prima Materia. Su posición por casas, signos y aspectos indicarán el Karma a liquidar para comenzar a trabajar en el desarrollo y conquista del Sol (Oro Alquímico).  Psicológicamente Saturno representa los complejos, traumas e inhibiciones a tratar en psicoterapia para posteriormente realizar una labor sobre las potencialidades de la persona y su camino de individuación.

Por otro lado, otro indicador de la Prima Materia está simbolizada en los Nodos Lunares (Caput Draconis y Cauda Draconis) la cabeza y la cola del Dragón (Ver artículo del Observatorio). Ambos símbolos son esenciales para decodificar el inicio del trabajo alquímico, espiritual, psicológico y moral de cada ser humano.

El alquimista realizaba su trabajo con la ayuda de su complemento femenino: la Soror Mistique, que es la pareja del alquimista o complemento necesario para poder integrar en el proceso de alquimia al Sol y a la Luna, conciente e inconsciente, intelecto e intuición, razón e instinto. La Soror Mistique ve a través de los sueños, intuye y descifra símbolos conectando al hombre con su Anima, su inconsciente, su energía lunar, permitiéndole su posterior integración de esta fuerza a su mundo Solar.

La finalidad es transformar la materia en oro, a Saturno en Sol, la materia mas baja y pesada en lo más brillante y luminoso. Es un sendero largo y difícil. Lo primero que se necesita es la materia prima, negra, de aspecto y olor desagradable, que aparentemente no tiene ninguna utilidad, pero que encierra el potencial de desarrollo y evolución. La prima materia está simbolizada por el karma ancestral de cada individuo y sólo el trabajo largo y paciente para su purificación es lo que permitirá acceder a su Sol, es decir, a su misión particular en esta encarnación. A un nivel iniciático permitirá la fusión con el Yo Superior, Dios, el Gran Arquitecto, y romper la rueda de encarnaciones.

Según C. G. Jung, Alquimista es toda persona que se propone cambiar internamente; todos tenemos la posibilidad de transmutar nuestra prima materia, los tránsitos nos llevan a determinadas vivencias que implican cambios y oportunidades para encontrar el propio Oro interior. Toda persona que está en la búsqueda de su cambio o transformación interna es un alquimista. En el proceso alquímico psicológico el alquimista representa nuestro elemento reflexivo, la conciencia, es aquel que acompaña y observa el proceso, ayuda a la prima materia amorfa a que vaya tomando forma.

Para esto es necesario romper las estructuras auto creadas a través de las diversas experiencias y volver al origen. Este es el proceso conocido como el retorno de Saturno, por el cual se elimina lo viejo, lo caduco,  aquello que ya no nos pertenece pero con lo que nos sentimos fuertemente identificados. Hacer este primer trabajo de limpieza interior implica un gran sufrimiento, que se intensifica si nos oponemos a él. Podríamos resumirlo en “Quiero cambiar aquello que no quiero cambiar”.

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En el Observatorio…

...mientras muevo el objetivo buscando en el exterior descubro nuevas siluetas que me sorprenden.
Con su potente lente las siluetas se vuelven enormes y cercanas, llenando este espacio como un caleidoscopio multicolor de símbolos y significados que crean simetrías inesperadas.


En el Observatorio no hay reloj, el tiempo parece haberse detenido, todo está presente y todo permanece.

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