El 10 es el número de la perfección, de la consumación y del orden divino. Nuestras manos tienen diez dedos, algo que nos resulta clave para contar y calcular pero también con ellas juntas en actitud de rezar simbolizan que estamos en armonía con el orden divino.
Otra demostración de que simboliza el orden divino es el hecho de que existan 10 Mandamientos, tanto para los cristianos como para los judíos. En la Cábala el Número 10 juega un papel muy importante como orden y plan de estructuración divinos, el sefirot (en hebreo cifras), símbolo de la creación representada por un árbol central que contiene diez centros de energía. La religión budista también tiene diez mandamientos, cinco para los profanos y cinco para los monjes. En la estructuración de los 10 Mandamientos cristianos o judíos queda reflejada una vez más la mística de los números, pues éstos están formados por el Tres y por el Siete. Los tres primeros mandamientos se refieren en su correspondencia con la simbología del número Tres, a la relación entre el hombre y Dios. Los Siete Mandamientos restantes describen la relación del hombre con el resto de los mortales. el Siete simboliza la idea de las fronteras que coloca a Dios en la tierra.
Tanto los judíos como los cristianos y los musulmanes saben que la décima parte de todos los ingresos pertenece a Dios. En la Cábala, la doctrina judía, el número 10 juega un papel muy importante como orden y plan de estructuración divinos. En la Cábala se habla del sefirot (en hebreo cifras), el símbolo de toda la creación, representado por un árbol central que contiene diez centros de energía.
Para los pitagóricos el 10 era un número sagrado pues se obtiene como resultado de sumar los cuatro primeros números básicos: 1+ 2+ 3+ 4= 10. De esta forma se pretende simbolizar la suma de los cuatro elementos, a partir de los cuales se da origen a la creación: fuego, aire, agua y tierra. Los pitagóricos quisieron plasmar esta idea en una pirámide de puntos, que llamaron Tetractis y que para ellos era un símbolo sagrado. Este símbolo reúne aquellas cualidades que le confieren un auténtico carácter sagrado. Es mucho más que la mera suma de sus componentes, pues los diez puntos que forman esta pirámide constituyen a su vez un triángulo divino.
Si pensamos que en el mundo occidental cristiano los números se representaron durante muchos años mediante cifras romanas, cabe imaginar que su forma ha contribuido al entendimiento de la simgología del número 10. El 10 romano se escribe con la letra X, letra asociada a la cruz, pues la palabra Jesús (Jahwe) comienza en la lengua griega con la letra χ (chi), que se asemeja mucho a la X. La jota del idioma hebreo tiene el valor númerico 10.
Numerológicamente el 0 por si solo significa eterno, universal, origen. Al formar parte de un número compuesto, le otorga al número que acompaña (detrás de él), el 1 una dimensión añadida, incrementa su potencial y lo “abre al infinito”. Por lo tanto el 1 resultado de su suma horizontal 1+ 0 es mucho más fuerte y potente.
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© Camoin 1997-1998
La Carta Número 10 de los Arcanos Mayores del Tarot es la RUEDA DE LA FORTUNA: La función en la vida.
La Carta simboliza todo aquello que debemos realizar en nuestra vida, lo que creamos en el tiempo oportuno (La Rueda del Tiempo) y que más tarde desaparece de nuestras manos. Representa la fuerza que una y otra vez nos coloca en el camino de nuestro destino. Nuestras tareas, los acontecimientos y vivencias tienen algo de inevitable, debemos vivirlas y son como piezas que configuran el mosaico que sería la obra y función de nuestra vida. Nos recuerda que debemos vivir experiencias incalculables pero necesarias en nuestro aprendizaje, algunas afortunadas y otras desafortunadas, pero que no se pueden eludir.
La suma horizontal de sus cifras nos conduce al 1 El Mago. El mensaje que nos traen es que no debemos posponer las tareas y resolver ya los asuntos pendientes, (Rueda de la Fortuna, el momento de vivirlos) sin temor porque contamos con la fuerza y la habilidad necesarias para realizarlas, incluso alcanzando la perfección (La maestría del Mago)
...mientras muevo el objetivo buscando en el exterior descubro nuevas siluetas que me sorprenden.
Con su potente lente las siluetas se vuelven enormes y cercanas, llenando este espacio como un caleidoscopio multicolor de símbolos y significados que crean simetrías inesperadas.
En el Observatorio no hay reloj, el tiempo parece haberse detenido, todo está presente y todo permanece.